An Easter message from our Provincial Director Fr. Jeffrey Kirch, C.PP.S.

Para la versión en español, desplácese hacia abajo.

 

Alleluia, Alleluia, Alleluia!

We have not heard that word for about forty days. The silence of the alleluia during the Lenten season is a characteristic element of our liturgical life. There are many ideas of why we refrain from singing alleluia during Lent. For me, the one that makes the most sense is that by abstaining from singing alleluia during these forty days, our celebration of Easter is richer and more exuberant.

The word alleluia calls to mind hope and joy. From the first followers of Christ down to our present day, we sing alleluia to remind ourselves that Christ has conquered sin and death. And now peace reigns.

The Easter Sunday Sequence, which is sung before the Gospel, proclaims, “Yes, Christ my hope is arisen; to Galilee he goes before you.” And that is what gives us joy and hope. Even in the midst of a world that is torn asunder by the consequences of sin, as Christians, we can still sing boldly, “Alleluia, Alleluia, Alleluia!” Our hope is risen, we have been redeemed in the Blood of the Lamb.

May this Easter season be filled with alleluias.

Rev. Jeffrey S. Kirch, C.PP.S.

Provincial Director

 

El Sonido de la Esperanza y del Gozo

¡Aleluya, Aleluya, Aleluya!

No hemos oído esa palabra durante estos últimos cuarenta días. El silencio del aleluya durante el tiempo de cuaresma es un elemento característico de nuestra vida litúrgica. Hay varias ideas sobre el porque dejamos de cantar aleluya durante la cuaresma. Para mí la que tiene mayor sentido es que al abstenernos de cantar aleluya durante estos cuarenta días, nuestra celebración de la pascua de resurrección resulta ser más rica y exuberante.

La palabra aleluya nos sugiere esperanza y gozo. Desde los primeros seguidores de Cristo hasta el día presente, cantamos aleluya para recordarnos que Cristo ha conquistado el pecado y la muerte. Y ahora reina la paz.

Cantamos la secuencia del domingo de Resurrección antes de la proclamación del Evangelio que proclama,

La secuencia del domingo de Resurrección que se canta antes del Evangelio proclama, “Sí, Cristo mi esperanza ha resucitado; a la Galilea va delante de ustedes.” Y es eso lo que nos da gozo y esperanza. Aun en medio de un mundo destrozado por las consecuencias del pecado, como cristianos, nosotros todavía podemos aclamar con audacia, “!Aleluya, Aleluya, Aleluya!” Nuestra esperanza ha resucitado, hemos sido redimidos en la Sangre del Cordero.

¡Que este tiempo de Resurrección sea repleta de aleluyas!

Rvdmo. Jeffrey S. Kirch, C.PP.S.

Director Provincial

 

Missionaries of the Precious Blood